Que no os engañen: no hay ningún jugador sobre la faz de la tierra que no haya viciado, al menos una vez en su vida, a un simulador de vida. Desde los Sims hasta Stardew Valley, es innegable que estos juegos han tenido un gran impacto en el mundo gaming y, cómo no, en los desarrolladores. Hoy os mostramos a través de un análisis el máximo exponente de ello: Mirthwood. Un ansiado simulador de vida medieval que combina muchísimos rasgos vistos a lo largo de la historia de los juegos de simulación de vida. ¡Vamos a verlo!
Fantasía medieval, no sin tragedias
Es un día normal en nuestra aldea, sin atisbos de que nuestra monotonía diaria vaya a cambiar de un momento a otro… o eso es lo que queremos pensar. Nos pasaremos parte de la noche buscando a nuestro hermano para organizar una pequeña cena en familia, con todos reunidos alrededor de la mesa, pero nuestra alegría no durará tanto como queríamos en un principio.
El humo nos despierta, el calor de las llamas se reúne a nuestro alrededor y el ruido de la guerra nos pone en alerta. No nos queda otra, salimos de casa sin ver a absolutamente nadie. Para el momento en el que encontramos a nuestra familia, quizá ya sea demasiado tarde: nuestra madre está herida, y el resto de nuestros familiares optan por quedarse con ella.
Con la esperanza de que podamos sobrevivir por el camino, nos indican que al oeste hay un muelle con un barco a punto de zarpar. Subirnos a él nos dará la llave para comenzar una nueva vida, lejos de casa y completamente rotos por dentro, pero con la inercia y el instinto del superviviente dentro del corazón.
Así es como empieza Mirthwood, un simulador de vida y gestión de recursos ambientado en la era medieval, que bebe directamente de otros simuladores muy famosos que han dejado huella en la historia de los videojuegos.
Elige tu propio destino
Si hay algo en lo que Mirthwood destaca por encima de otros tantos juegos que simulan la «vida real» es, sin lugar a dudas, en la elección del camino de nuestro personaje. Porque, en efecto, tenemos de todo: desde nuestro lugar de nacimiento, que comprende desde verdes prados a zonas orientadas al mar y, en función de ellas, nuestro carácter variará (curioso, meticuloso, asertivo…). Después, elegiremos nuestra clase social, ubicada en tres estamentos como veis en las imágenes de abajo. Habremos de escoger con cuidado, dado que nuestra decisión tendrá repercusiones tanto negativas como positivas. Finalmente, tendremos que elegir nuestra formación, desde manitas a actores, criminales o luchadores, entre tantos otros.
Un sinfín de posibilidades que se abren paso en Mirthwood y que, a lo largo de nuestra historia durante este mundo, marcarán nuestros pasos y podremos disfrutar de distintas historias en función de aquello que elijamos en un principio y, por supuesto, a lo largo de nuestra partida.
Es más, si hay algo en lo que el título guarda una gran similitud con simuladores muy populares como Los Sims es la relación entre los vecinos de cada ciudad o pueblo al que vayamos. En efecto: podemos simplemente saludarlos o entablar conversaciones dotadas de algo más de profundidad y, en función de las reacciones de cada uno, les caeremos mejor o peor. Eso sí: que no os pillen robando o vuestra reputación se verá muy afectada.
Muchas ideas excelentes, la ejecución no tanto
Si hay algo que estábamos deseosos de probar a lo largo de nuestro periplo por Mirthwood y que no podemos dejar pasar en este análisis es la tosquedad en los controles del juego, especialmente en el apartado del combate.
El combate en este título es increíblemente complicado, no tanto porque las peleas sean contra un montón de enemigos, sino porque los controles y los movimientos no son los más adecuados y, sin lugar a dudas, sería un aspecto a revisar a lo largo de futuras actualizaciones. Ya no por el hecho de que podamos mejorar nuestras habilidades de combate, es por lo mucho que el jugador puede sufrir en cada una de las peleas a las que se enfrente.
Las volteretas que se utilizan para esquivar llegan, en numerosas ocasiones, tarde. Los espadazos se suceden muy, muy lentos entre sí y los movimientos son completamente robóticos. Se termina asemejando más a un combate por turnos en un contexto donde no hay turnos. La experiencia de Mirthwood queda completamente enfangada por estas peleas.
Por otro lado, nos hemos encontrado con un control de las herramientas de cultivo (fundamentalmente la azada) muy tosco. El juego no tiene ningún tutorial para mostrarnos cómo debemos ejecutar las acciones ni en qué orden (pese a que pueda parecer sencillo en un principio, como si fuera un calco de otros juegos como Stardew Valley). Y esto nos lleva a otro problema: el mundo abierto no siempre es la mejor opción.
El soltar al jugador en un mundo completamente libre sin apenas tutoriales que consigan, medianamente, guiarlo en sus complicados primeros pasos es una idea a la que habría que darle una vuelta. De repente, y cuando nos hemos querido dar cuenta, teníamos la pestaña de misiones llena… y ninguna herramienta con la que continuar la historia. Las tareas se suceden entre sí, aglomerándose en el menú y el agobio que hemos llegado a sentir ha sido excelso.
Todo esto no implica que no se pueda mejorar de cara a futuro. Mirthwood no es, ni de lejos, el peor juego que nos hemos encontrado: al revés. Está plagado de buenas ideas, pero malas ejecuciones, que podrán (o no) pulirse en un futuro próximo. Pero eso no indica que no sea un título disfrutable.
Te gustará si…
En definitiva, Mirthwood es un título al que todavía le queda un largo recorrido, con varias ideas que retomar y a las que volver a darle una vuelta. Si eres fan de los simuladores de vida, te lo recomendamos de aquí a un tiempo, muy encarecidamente.
Mirthwood
Pros
- La cantidad de opciones es abrumadora
- Cuando te adaptas a los controles, el juego se torna realmente disfrutable
Contras
- La tosquedad de las acciones juega muy malas pasadas en las partidas, sobre todo en los combates
- La falta de tutoriales puede ocasionar que el jugador termine agobiado ante tanta tarea y tanta posibilidad
- La localización al castellano cuenta con decenas de errores