Ya hacen varios días desde que Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura salieron al mercado de videojuegos, por lo que aquí os traemos su análisis después de haber jugado la entrega durante varias horas. Sin lugar a dudas, es uno de los juegos más sorprendentes, para bien y para mal, de toda la saga. Vamos allá.
La fórmula, infalible
Amigos, amigas, cualquiera que lleve algún tiempo jugando a videojuegos sabe que Pokémon va a vender. Y mucho. Haga lo que haga. Las criaturas que habitan todas las regiones que Game Freak nos ha ofrecido visitar ocupan un hueco en nuestro corazón del que no queremos separarnos nunca. Ya he perdido la cuenta de la cantidad de veces que he reiniciado una partida de Pokémon, la cantidad de veces que he recorrido todas las regiones de punta a punta. Y no me canso.
Es una fórmula inagotable: nueva región, nuevos pokémon que, combinados con los anteriores, hacen de cada entrega algo más grande que la anterior, nuevos desafíos, nuevas cumbres que coronar… Pero incluso la fórmula tiene que innovarse para no estancarse. Y Game Freak, The Pokémon Company y todo lo que rodea a estas criaturas lo sabían. Por eso se abrieron a una nueva forma de jugar. A una que no conoce límites, más allá de los confines de cada mapa.
De ahí nació Leyendas Pokémon: Arceus. Y de ahí nace Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura. Y está genial, cambiar según qué factores de esa determinada fórmula para crear un nuevo cóctel, un nuevo sabor. Pero la fórmula tan dulce ya hace tiempo que tiene cierto regusto amargo, y vamos a ver por qué.
El problema
Pokémon Escarlata y Púrpura tiene todo aquello que cualquier fan (y no tan fan) de la saga querría: un mundo sin límites, en el que los pokémon aflorasen en cada esquina, en el que el nivel de detalle fuese tan alto que tirarnos horas y horas en la hierba alta observando cada criatura nos pareciese poco. Queremos volver a enamorarnos de la saga como cuando éramos más pequeños. Y Escarlata y Púrpura lo consiguen, no hay duda. Es un juego que se disfruta por sí solo en cuanto abrimos la puerta de nuestra casa en Pueblo Cahíz. Recorrer nuestros primeros pasos de la mano de Sprigatito, Quaxly y Fuecoco hasta la casa de Mencía es lo que nos abre paso a un soplo de aire fresco en la saga.
Pero no todo está lleno de luz y color, en la entrega también hay grises. Y esos grises son, en su mayoría, los problemas de rendimiento que llevamos viviendo desde el momento en el que se desvelaron varios tráilers de la entrega (¿alguien recuerda aquel molino en la lejanía no tan lejanía que iba a 3 FPS? Confirmamos que sigue yendo a 3 FPS). Las caídas de frames en cualquier momento son tan notables que, incluso, pueden llegar a marear al jugador. Girar la cámara para ver qué Pokémon nos hemos dejado a las espaldas es sinónimo de, otra vez, temer por la vida útil de nuestra vista.
Y si nos acercamos al tema de los gráficos, no tengo palabras. No hace tanto que lo escribí en un tweet: ¿Por qué juegos de hace diez años (Blanco y Negro / Blanco 2 y Negro 2) se ven notablemente mejor que juegos que están saliendo hoy en día? La respuesta es más que evidente, los tiempos de trabajo que se le conceden a la compañía. No se pueden sacar dos triple A en un año y esperar que funcionen perfectamente. No se pueden conjugar dos entregas tan grandes y ambiciosas como Leyendas Pokémon: Arceus y Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura en un único año. Porque pueden pasar dos cosas: o los dos salen muy flojos, o uno sale brillante y otro muy simple. Y creo que todos sabemos cuál es el caso que nos concierne esta vez.
Más allá del tema gráficos, tenemos otro de los grandes problemas: el mundo abierto. Estamos acostumbrados a mundos abiertos llenos de vida, de objetos interactuables, de información que obtener, de misiones que completar, de misterios que resolver. Y esta es otra cosa en la que Pokémon Escarlata y Púrpura cumplen muy a duras penas. No sabría deciros con exactitud la cantidad de veces que he tratado de subir las montañas más altas, de llegar a las cuevas más profundas… para no encontrar nada.
Y me da rabia. Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura son ambiciosos, ¡claro que lo son!, pero el error radica, precisamente, ahí. En la ambición y en el poco tiempo que les han dado para desarrollar Paldea. Es una entrega que tiene muchísimas buenas ideas, pero pobremente ejecutadas hasta el punto de pensar que aparenta ser más una versión beta del juego. Está a medias, y es una pena que a tan buen equipo se le pongan trabas tan grandes como una reducción de tiempo que cada vez es más notable.
Pero, afortunadamente, pese a que existen fallos que no se deben pasar por alto ni una sola vez más, en este análisis de Pokémon Escarlata y Púrpura también vamos a ver los puntos donde arrasa.
La escala de grises que clarea
No todo iba a ser malo, ni mucho menos. Si algo sabe hacer (y MUY bien) Game Freak es, precisamente, hacer juegos que gustan. A cualquiera. Aunque sea visualmente difícil de ver, te gusta. Y es así. No sé cuántas horas he estado sin hacer nada perdida por la llanura de Paldea cazando Pokémon o, simplemente, viendo cómo interactúan entre sí y con el entorno.
Y eso es muy importante: ahora los Pokémon tienen una personalidad decente, no solo lo que se decía sobre ellos en la descripción de nuestras Pokédex. Los Tauros te llevan por delante, los Deerling se reúnen para comer pasto, los Pokémon salvajes se ponen nerviosos si combates con otro alrededor de ellos. No se encuentran solos ante la plenitud del mundo. Están vivos, están ahí. Y es, sin duda, uno de los aspectos que más nos ayudan a sumergirnos dentro del juego. Sentir que no hay nada ajeno a lo que estamos haciendo hace de Paldea un lugar más acogedor. No es tan frío como otras entregas en las que reinaba la pasividad. Y qué experiencia es.
Por no hablar de la Pokédex, claro. Ya desde Espada y Escudo venimos con algunos recortes en la Pokédex, que podían ser más o menos necesarios, pero están ahí. La elección de Pokémon que se ha escogido para Paldea es, simplemente, una maravilla. El conjunto de criaturas que nos acompaña durante la aventura es muy representativo del lugar que pisamos en ese momento, e incluso encajan a la perfección con la temática de la región, España.
Nunca me imaginé ver a un Oricorio rojo encajar tanto en una ciudad basada en Sevilla. Ni a un Tauros intentando arrollarme en mitad del campo. Ni a un banco de Basculin llegando a salir del agua en pos de morderme un brazo. Son esos detalles los que caracterizan tanto a Game Freak y que están en todas y cada una de las entregas de Pokémon, pero en esta son especialmente notables. Hacen de esta historia algo diferente.
Y es justo el punto que vamos a tocar ahora: la historia. Cualquiera que haya jugado a la saga sabe que las narrativas nunca han sido el punto fuerte de los juegos, pero ahora se les ha dado un peso como nunca antes. Esta vez, contamos con tres caminos a seguir distintos entre sí, y todos poseen una increíble personalidad y están plagados de detalles que nos harán emocionarnos (literalmente) como el que más.
Pero para personalidad, la de la localización. Sí, la traducción al español del juego es un deleite para la comunidad. Y es necesario reivindicar este punto: los traductores han hecho un trabajo increíble para adaptar este juego al público español. Han adoptado jergas y palabras que jamás pensamos que íbamos a leer en un videojuego de Pokémon. Familiarizarnos así con Pokémon Escarlata y Púrpura es mérito suyo, y esta entrega quedará en nuestros corazones gracias, en parte, a ellos. Está claro.
Los últimos tintes
En este análisis de Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura han de quedar claras dos cosas. La primera es que las prisas no son buenas, ni siquiera para la empresa que más dinero ha facturado en toda la historia de los videojuegos. La segunda, es que pese a todo, lo vais a disfrutar. Recorrer Paldea está siendo un viaje que, pese a que no es como me esperaba, es como siempre soñé.
Pokémon Escarlata y Púrpura consiguen reproducir lo que yo veía en mi cabeza cuando era pequeña y jugaba a Pokémon Esmeralda o Diamante. Es todo lo que imaginaba hecho videojuego. Y, obviando sus problemas, estoy deseando coger la consola para volver a sumergirme en este viaje. Gracias por leer este análisis de Pokémon Escarlata y Púrpura.
Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura
Pros
- La historia es de las más profundas de toda la saga Pokémon.
- Es muy divertido, independientemente de sus fallos. Podríamos estar horas y horas jugando sin darnos cuenta.
- Los detalles dotan de personalidad al juego.
- La localización es de los mejores puntos de la obra.
Contras
- El apartado gráfico tiene unas carencias muy serias que hay que solventar.
- Las caídas de FPS pueden destruir por completo la experiencia de juego.
- La exploración se queda muy corta, podría haber dado muchísimo más.
Muy buen análisis y tocando lo esencial. Directo y simple. Subrayo lo que comentas de las prisas. Aquí hay tres partes que forman parte del todo. Pokemon Company, Nintendo y Game Freak. De las tres, la que estoy seguro que no tiene prisa es Game Freak, que apuesto a que daría lo que fuera por tener más tiempo para pulir su producto. Quizá sean las otras dos las que meten prisas por los resultados económicos. Y es una pena, porque el juego tiene potencial suficiente para calar hondo. Y ahora hay que esperar a parches y chapuzas para corregir lo que debería haber salido bien con un poco más de tiempo.