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Análisis Runaway 2: The Dream of the Turtle, la secuela del clásico

análisis runaway 2

Si Runaway: A Road Adventure ya nos llevó por todo lo largo de los Estados Unidos por carretera viviendo una aventura en la que huíamos de unos capos de la mafia altamente psicópatas, os podemos asegurar que Runaway 2: El Sueño de la Tortuga no se queda lejos. En nuestro análisis de la primera entrega ya os asegurábamos que esta trilogía de videojuegos supuso un antes y un después en la aventura gráfica española de principios de los 2000, y no podemos evitar repetir nuestra afirmación. Os traemos el análisis de Runaway 2, la continuación de la aventura de Brian y Gina. ¡Vamos a ello!

De un banco de alta seguridad en mitad de la nada a… Hawaii

Los hay con suerte, aunque para ello tengan que jugarse la vida. Nuestra pareja abandonó todo lo que conocían para marcharse juntos a un resort vacacional en Hawaii. Y como Gina es incapaz de estar quieta en un lugar durante un máximo de dos días seguidos, consigue convencer a Brian de marchar a un tour por todo lo largo del Templo del Tiki, un exótico templo hawaiiano con miles de años de historia.

Al parecer, le costó encontrar una agencia que se hiciera cargo del viaje, aunque desconoce el motivo. Por suerte, dio con Otto, un viejo piloto alemán a punto de doblar la servilleta que se vio dispuesto a acompañarlos en su hidroavión a la isla donde se encuentra el Templo.

Recordando aquello de doblar la servilleta, en efecto, nuestro amigo Otto sufre lo que parece una parada cardíaca en pleno vuelo. En un hidroavión construido allá por 1940. Sin copiloto. Y un solo paracaídas a bordo. Parece broma, ¿verdad?

Entre el pánico y la ansiedad del momento, Brian le coloca a regañadientes a Gina el paracaídas mientras él se obceca en aterrizar el cacharro. Pese a las súplicas de Gina por caer juntos, pese a que el raído paracaídas no aguantaría el peso de los dos ni aun remendándolo, Brian logra empujarla por la compuerta de salida.

Mientras cae sobre el lago de la isla, Gina comienza a recibir una serie de disparos que, por desgracia, aciertan sobre su cuerpo y termina hundiéndose bajo el lago que, por si fuera poco, está rodeado de militares acampados en una misión desconocida.

El resto es historia. Sortearemos el campamento militar buscando a Gina o cualquier rastro de ella, moviéndonos desde Hawaii a Alaska, pasando por el fondo del océano… Todo por una misión que alcanza unas dimensiones, por decirlo de alguna manera, extraterrestres. Y hasta ahí podemos leer para no haceros spoiler de la trama.

Una secuela al pie de la letra, pero con sus cosillas

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Si leísteis el análisis anterior o, incluso, si habéis jugado la trilogía completa, observaréis ciertos detalles en la estética del juego que no podemos pasar por alto. Esto es: en la primera entrega de Runaway teníamos unas figuras muy, muy pulidas y cerradas, con cada objeto interactuable resaltado, como ya era clásico en las aventuras de la época. Pero, en esta ocasión, Runaway 2 busca complicar este aspecto un poco más.

En el título, que es increíblemente similar al primer juego, tendremos figuras más abiertas que, pese a que no buscan un camuflaje, logran este efecto al no resaltar ninguna figura salvo, en ocasiones, la de nuestro protagonista Brian.

Con esto lo que se consigue es que la relación entre nuestra visión de los objetos interactuables o a recoger y estos mismos objetos no sea tan sumamente evidente como podía ser en entregas anteriores del estudio español como Runaway 1 o Hollywood Monsters.

La evolución de la técnica en lo que a lo visual refiere está muy clara y, sin ella, simplemente habríamos tenido un Runaway 1.2, sin ningún tipo de mejora. Esto, también, suma varios minutos de juego a la entrega. Estamos seguros que en ocasiones os saltaréis algunos objetos interactuables sin apenas daros cuenta, y esa es, precisamente, la idea de esta evolución.

Por otro lado, y aunque visualmente tengamos la misma perspectiva de escenarios que en la primera entrega, sí que observamos un desarrollo de los mismos, permitiendo que cada uno de estos pequeños mapas se desenvuelva en una forma única, con un gran desarrollo de la profundidad de campo. No hay escenarios agobiantes capaces de hacer que nos perdamos, facilitando la orientación.

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Esto siempre se ve cuando encontramos ese objeto en ese lugar, dado que siempre recordaremos cómo volver sobre nuestros pasos y hacer uso de aquello que acabamos de encontrar.

El quid de la cuestión

A lo largo de los años, una servidora ha ido jugando y rejugando esta saga tantas veces que el número a escribir sería impronunciable. Y todas aquellas veces han sido para reflexionar. Runaway 2 tiene una historia mucho más arriesgada que su predecesor, Runaway 1, sobre todo en lo que se refiere a su final.

La historia, por conveniencia del guión, se riza hasta límites insospechados y eso, en un principio, pudo no convencer a todos los jugadores y seguidores de la saga. Pese a no querer hacer muchos spoilers, sí que podemos advertiros de que este juego no es autoconclusivo, y eso pudo jugar en contra del estudio español, quien había pasado muchos años desarrollando el título.

Y nosotros, en este análisis de Runaway 2: El Sueño de la Tortuga, no podemos más que defender esta decisión, siempre mirando al futuro. El tercer juego de la saga, del que ya hablaremos en análisis posteriores, necesitaba el final de Runaway 2 para poder llevarse a cabo.

Por ende, y sin entrar en detalles, creemos que dejar el final abierto fue una enorme decisión por parte de Pendulo. Pese a sus riesgos y el mal entendimiento que pudo suponer en aquella época al no tener tan rápido como nos hubiese gustado el tercer y último volumen de la trilogía Runaway, sí que supone un cierre adecuado para la apertura de Runaway 3: A Twist of Fate.

Evidentemente, cada quien puede tener su punto de vista sobre el final de este juego, pero lo que sí que consideramos indiscutible es que la forma de cerrar esta segunda parte fue magistral y que podría considerarse una carta de amor a otros juegos como Monkey Island, del que bebe directamente en el último capítulo.

En definitiva, estamos más que convencidos de que a quienes os gusten las aventuras gráficas, esta segunda parte de la saga Runaway os encantará y, aprovechando que la última parte de la saga está más que disponible desde hace años, podréis empalmar un juego con el otro sin perder el hilo de la historia.

Runaway 2: El Sueño de la Tortuga

9.7

Jugabilidad

10.0/10

Historia y narrativa

10.0/10

Gráficos

9.8/10

Música

9.0/10

Pros

  • Una gran cantidad de puzzles muy bien desarrollados y, en su mayoría, no demasiado complejos
  • El humor evoluciona de una entrega a otra, siendo este título el más divertido de la saga a nuestro parecer

Contras

  • El final del juego puede no convencer a todos los jugadores
Publicado en Análisis

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