Este 16 de marzo tendremos el gran honor de añadir una nueva aventura a nuestras librerías de videojuegos digitales. Aquí os traemos el análisis sin spoilers de Tunic, ¡acompañadnos en nuestro periplo a lo largo de uno de los indies más esperados de este 2022!
La historia se descubre ante nuestros pasos
No es la primera vez que escuchamos hablar de este juego. Tunic lleva rondando por nuestras cabezas desde su anuncio en la conferencia del E3 del año 2018. Ahí fue cuando tuvimos ocasión de observar al protagonista de la aventura que nos atañe hoy, un simpático zorrito, vestido de verde y que porta una espada y un escudo con los que deberá vencer a los enemigos que se pongan por delante de su camino.
Pero, espera un momento… ¿Vestido de verde? ¿Con una espada y un escudo? Pues sí, efectivamente. Tunic es esa entrega indie que bebe directamente de la saga The Legend of Zelda, adaptando así ciertas mecánicas y estilos a su manera, regalándonos una experiencia completamente única, alejada de aquello que estamos acostumbrados a ver.
Aunque hay algo que es cierto: las similitudes con la saga de Nintendo se acaban en cuanto nos salimos del protagonista y de las mecánicas. Y esto es algo que merece la pena destacar: pese a haberse nutrido de referencias a Zelda, Tunic ofrece una aventura sin igual. Desde las texturas y paleta de colores de los escenarios hasta recopilar el manual dentro del propio juego, pasando por un nuevo idioma y una perspectiva isométrica que no dejará indiferente a nadie en varios sentidos, podemos confirmar que, en efecto, estamos ante una historia que dejará huella en nuestros corazones.
Durante los cinco primeros minutos de trama, nuestra obligación será estudiar el entorno que nos rodea, interactuar con determinados elementos del juego y lo más importante: hacernos con los controles y adaptarnos a la perspectiva que ofrece la entrega indie. Desde rodar por el suelo hasta correr o atacar, estos primeros momentos sirven como toma de contacto con el juego. Pronto, nos toparemos con una puerta que, al abrirse, nos descubrirá nuestro destino.
Y es ahí donde encontramos el objetivo de nuestra aventura: ayudar a otro ser muy similar a nuestro protagonista, que está encerrado en una prisión transparente de la que no puede salir. A partir de aquí, encontraremos enemigos de todo tipo, desde ranas asesinas a maquinarias letales. También hallaremos cofres con mejoras para nuestro equipo, pociones y una gran cantidad de monedas que podremos canjear por diversos bonos a nuestro favor.
Pero, ¿es este el único punto bueno que tiene el juego? Sigamos adelante.
La visión isométrica: un acierto… la mayor parte del tiempo
Así es: la visión isométrica posee un factor clave, siendo un elemento que muchas veces juega a favor y en contra del jugador. El hecho innegable es que la isometría aporta una belleza y una personalidad inigualable a la entrega. La composición artística, junto a la jugabilidad, banda sonora y efectos sonoros, forman un juego difícil de olvidar para aquellos que aman los RPG al más puro estilo Zelda.
Pero este hecho puede hacer que muchos escenarios queden sin explorar, con todo lo que ello conlleva, dada la perspectiva. Esto, por su parte, también puede traer atascos a lo largo de nuestra aventura. El ejemplo más claro se da al entrar a algunas mazmorras cuya entrada está oculta, teniendo que rodear el escenario para conseguir adentrarnos en ellas. A simple vista, parece un problema sencillo de resolver, pero los escenarios no son del todo intuitivos.
Aunque la mayor parte del tiempo que pasamos atascados tengamos la solución ante nuestras narices, no existe ningún sistema de pistas ni ningún tipo de ayuda a la hora de encontrarla. Este hecho, sumado a lo descrito en el párrafo anterior, puede entorpecer enormemente la experiencia de juego.
Y es precisamente de esto de lo que vamos a hablar ahora: de la experiencia de juego desde el punto de vista de la jugabilidad.
La jugabilidad: el mayor elemento que se puede poner en nuestra contra
Por supuesto, no todo en Tunic iba a ser bueno. La jugabilidad es excelente en lo más básico: hacernos con los controles, ejecutarlos, analizar y entender los patrones de ataque enemigos… Si bien es cierto que es relativamente fácil superar nuestros primeros pasos en esta aventura, a medida que avanza se vuelve bastante más compleja. Y esto queda entorpecido por un elemento muy grave: si hemos derrotado a un enemigo, pero morimos, este enemigo revive instantáneamente.
Obviamente, esto no supondría un problema. Sigue la fórmula del ensayo y error clásica a la que todos estamos acostumbrados. Pero, ¿y cuando hacemos uso de los consumibles que encontramos a lo largo de la partida? Efectivamente: no los recuperamos y los enemigos reviven ante nuestras narices. No sirve de nada tirar un poco de dinamita y derrotar a un enemigo si a los dos minutos vas a perder y reaparecerás al principio del todo, con los enemigos tal y como estaban antes de vencerlos, y además, habiendo perdido esa dinamita.
Esto hace que la progresión en el juego pueda llevar a cabo muy malas pasadas. En ocasiones, más que un reto, parece un juego desesperanzador y las ganas de continuar con él se pueden desvanecer.
Aun así, si somos capaces de aunar destreza, es un desafío superable. Y merece la pena con tal de averiguar más sobre la trama de Tunic y terminar el juego. De verdad, aunque parezca que no hay por dónde seguir, basta con respirar hondo y volver a intentarlo.
Una entrega que merece la pena jugar
Pese a que en ocasiones pueda parecer un reto inasumible, Tunic tiene muchas papeletas para consagrarse como un gran juego. Ya sea por su mágica banda sonora, por su estilo artístico que oscila entre los chibis y los diseños más abstractos o por, simplemente, la complejidad de algunos de sus puzzles, es una entrega que merece la pena disfrutar.
Si echáis de menos disfrutar de una aventura similar a Zelda, con mecánicas sencillas a la par que curiosas, estáis ante el juego ideal. Además, ¿a quién no le gustaría encarnar a un zorro bípedo vestido de verde?
Tunic
Pros
- La historia se escribe ante nuestros ojos, permitiéndonos elaborar incluso la guía del juego
- Muchas mecánicas son familiares gracias a que provienen de otras entregas como Zelda
- El juego promueve la curiosidad del jugador, lo que impulsa a descubrir nuevos detalles
Contras
- La jugabilidad puede llevar a un deterioro de la progresión dentro del juego.
- Los enemigos que reviven tras haberlos derrotado son una problemática a mejorar